Los terroristas, la religión y nosotros...
Contribuciones para un léxico islamo-cristiano
El objetivo de los islamistas no es la democracia, son nuestras almas o lo que queda de ellas. De todas las almas, empezando por las de los musulmanes. Lo que ha cambiado desde hace unos veinte años es la escala para medir el fenómeno. El islamismo sigue el movimiento de la globalización, y con él sus terroristas: Manhattan, Bali, Madrid, Londres, Nairobi, y también Marruecos, Túnez, Egipto, Turquía, Bangladesh, Irak… Por lo demás, sigue sin tener enfrente una auténtica determinación, ya sea por parte de los occidentales, que rechazan identificarlo, o de los musulmanes, que dudan en identificarse con él.
Este ensayo, erudito y voluntariamente polémico, pone de relieve la pérdida de influencia de la religión cristiana en Occidente frente a la mediatización y globalización del islamismo y su terrorismo. Trata de establecer un léxico común que permita entender mejor ambas religiones y su evolución en un contexto de «aldea planetaria» laica y capitalista.
Ya en diciembre de 1986, cuando Francia era el objetivo de atentados reivindicados por el islamismo de entonces, el autor escribía a propósito de la revolución iraní en La revue des deux mondes: «Al atrapar a la democracia francesa en esas flaquezas que son ineluctablemente humanismo y defensa de las libertades individuales, la revolución islámica aparece ante el mundo musulmán como un ángel exterminador, gran denigrador de la obra de Satán en la tierra». Incluso insiste: «… el terrorismo elevado al rango de lengua diplomática dice a la opinión que estamos en otra época: el Islam, auténtica religión, ha recuperado su vocación de regentar y salvar a la humanidad…»
Derechos de traducción disponibles
Islamists are not targeting democracy, but rather souls, or what's left of them; all souls, starting with those of Muslims.What has changed over almost twenty years is the scale of the attacks. Islamism is following the course of globalization as are its terrorists: Manhattan, Bali, Madrid, London, Nairobi, but also Morocco, Tunisia, Egypt, Turkey, Bangladesh, Iraq, etc. Apart from that, it is not encountering any real resolve, neither from Westerners who are loath to identify it, nor from Muslims who hesitate identifying with it.
This scholarly essay, purposely controversial, brings us perspectives of Christianity's diminishing influence in the West due to the over exposure of Islam and terrorism in the media and its globalization. In other words, it attempts to establish a common lexicon that will enable us to better understand the two religions and their evolutions, within the context of an increasingly lay and capitalistic "global village. "
Already in December 1986, when France was the target of early Islamist terrorist attacks, the author wrote in La revue des deux mondes (The review of two worlds) about the Iranian revolution: "By setting traps for French democracy in its weak spots, which are its inevitable humanism and respect for individual freedoms, the Islamic revolutions poses to the Muslim like an angel of extermination, a great denigrator of Satan's work on earth. " Further on he adds: "… terrorism promoted as a diplomatic language makes it clear that an epoch is over: Islam, a true religion has recovered its vocation to rule over and save humanity. . . "
The translation rights are available for this title.
El objetivo de los islamistas no es la democracia, son nuestras almas o lo que queda de ellas. De todas las almas, empezando por las de los musulmanes. Lo que ha cambiado desde hace unos veinte años es la escala para medir el fenómeno. El islamismo sigue el movimiento de la globalización, y con él sus terroristas: Manhattan, Bali, Madrid, Londres, Nairobi, y también Marruecos, Túnez, Egipto, Turquía, Bangladesh, Irak… Por lo demás, sigue sin tener enfrente una auténtica determinación, ya sea por parte de los occidentales, que rechazan identificarlo, o de los musulmanes, que dudan en identificarse con él.
Este ensayo, erudito y voluntariamente polémico, pone de relieve la pérdida de influencia de la religión cristiana en Occidente frente a la mediatización y globalización del islamismo y su terrorismo. Trata de establecer un léxico común que permita entender mejor ambas religiones y su evolución en un contexto de «aldea planetaria» laica y capitalista.
Ya en diciembre de 1986, cuando Francia era el objetivo de atentados reivindicados por el islamismo de entonces, el autor escribía a propósito de la revolución iraní en La revue des deux mondes: «Al atrapar a la democracia francesa en esas flaquezas que son ineluctablemente humanismo y defensa de las libertades individuales, la revolución islámica aparece ante el mundo musulmán como un ángel exterminador, gran denigrador de la obra de Satán en la tierra». Incluso insiste: «… el terrorismo elevado al rango de lengua diplomática dice a la opinión que estamos en otra época: el Islam, auténtica religión, ha recuperado su vocación de regentar y salvar a la humanidad…»
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