La mémoire du soleil

There are three extraordinary examples, which are far from being unique, where human bodies did not decompose after death: Saint Teresa of Avila, Saint Charbel Makhlouf and Saint Roseline of Villeneuve. These three cases invite us to a closely examine the causes of this surprising conservation.
They show that there is a real physiology of death, which corresponds to a remarkable alchemy found in these myroblytes - bodies cooled down as if in a state of hibernation, which seem to possess a vegetal nature that elaborates balms with strange properties and which give off odours of saintly perfume.
The slow and progressive homogenisation of their new internal environment, which replaces the blood that circulates in the living, is followed by other disconcerting changes, the most mysterious of which can be found in the variations of the blood mass of Saint January in Naples.
What is the relationship between this mass, energy and the speed of light? Life, the soul of tissue, is contained in the blood, as if this liquid film had integrated, throughout evolution, the memory of the sun to enable the consciousness to access this other light that the poet, O.V. of L. Milosz refers to as the Memory of the Sun.
This book systematically unites much data on thanatology or the science of death, which up until now has been scattered and patchy.
This data is focused to the point of constituting the first elements of a coherent hypothesis, the biological consequences of which could one day lead us to the biologic frontiers of tissue resurrection.

Tres casos extraordinarios de cuerpos incorruptos, los de Sta. Teresa de Ávila, S. Charbel Makhlouf y Sta. Roseline de Villeneuve, que distan mucho de ser los únicos, nos invitan a estudiar las causas de estas sorprendentes conservaciones. Estos casos demuestran que existe una verdadera fisiología de la muerte, y que ésta se acompaña de una singular alquimia en los que destilan mirra, esos cuerpos que, congelados como hibernados, se aproximan a la naturaleza vegetal destilando bálsamos de extrañas propiedades y perfumes de olor de santidad. La homogeneización paulatina y progresiva de su nuevo medio interior, que sustituye a la sangre que circula en el vivo, se acompaña de desconcertantes fluctuaciones, de las que la más misteriosa es la variación de masa de sangre de San Genaro de Nápoles. ¿Cuáles son las relaciones entre esta masa, la energía y la velocidad de la luz? La vida, alma de la carne, está en la sangre, como si esta película líquida hubiera incorporado en el curso de la evolución la memoria del sol para permitir a la consciencia acceder a esta otra luz que el poeta O.V. de L. Milosz llamaba el Sol de la Memoria. En este libro, se encuentran sistemáticamente reunidos múltiples datos que hasta aquí habían permanecido dispersos y fragmentarios, sobre la tanatología o ciencia de la muerte. Estos datos convergen entre sí, hasta el punto de constituir los primeros elementos de una hipótesis coherente cuyas consecuencias experimentales posibles podrían llevarnos, algún día, hasta las fronteras biológicas de la resurrección de la carne.